martes, 19 de junio de 2012

Enoturismo

Ya ha dejado de ser una moda, para convertirse en muy poco tiempo en una autentica realidad. Ya es conocido el potencial turístico que tiene España y más aún si lo asociamos al mundo vitivinícola, la mezcla no puede ser otra que espectacular. Hablamos del enoturismo.

De la mano de la especialización e inversión de los productores de vino en todo nuestro territorio, es posible que viajeros de cualquier parte del planeta, se acerquen a España y pueden catar la calidad de nuestros caldos y la diversificabilidad de nuestras bodegas.

El enoturismo se ha convertido en la mejor medicina, para capear contra la crisis y la caída del consumo del vino en nuestro país. Según datos del Observatorio de Enoturismo de la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN), cada año más de 1,5 millones de turistas y visitantes acuden a las rutas del vino y a las bodegas que le ofertan en toda España.

El incremento a supuesto un 6,1% frente a 2010, con 87.281 visitantes más que en el pasado ejercicio

Los turistas de Estados Unidos, Reino Unido y Francia son los principales viajeros que están demandando este tipo de viajes. El turismo relacionado con el mundo del vino ya recauda más de 300 millones de euros al año.

Hoteles, restaurantes, spas y salas de cata, cada uno tiene ofertas de lo más variadas, desde la visita a la bodega, con degustación de sus vinos y una cata comentada, a servicios de spa con productos derivados de la uva, "vinoterapia". También con almuerzo típico de vendimia y pisado de uva. Y lo último que han incorporado algunas bodegas son los vuelos en helicóptero sobre los viñedos.

Los precios oscilan entre 10 y 30 euros por visita. Cabe destacar que muchas de las bodegas que hoy ofertan estos productos, no todas tienen la oportunidad de pasar la noche en sus instalaciones, mencionando que el precio medio por noche es de 150€, siendo la joya de la corona la Suite Gehry de Bodegas Marques de Riscal con un precio de 750€, convirtiéndose así en una de las mas visitadas pero no apta para todos los bolsillos.

El visitante se sumerge en el mundo del vino como algo ecléctico y aprende con los cinco sentidos, observa el como de la recolección de la uva, toca la propia materia prima, huele todos los aromas que desprende el vino, escucha su propia historia y prueba su inconfundible sabor. ¿Te atreves a vivir esta experiencia...?


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